Cómo Enseñar a un Adulto a Usar un Andador de Forma Segura.
¿Tienes dudas de que tus seres queridos usen un andador? Utilizarlos de manera incorrecta puede dar lugar a una falsa sensación de seguridad que resulte contraproducente. En este artículo te facilitamos recomendaciones para mostrar a nuestros mayores a usar un andador de la manera más segura.
En todo caso, no olvides consultar a un especialista que te asesore para tu situación particular.
- La importancia de enseñar el uso del andador de manera segura
- Facilitar el aprendizaje eligiendo el andador adecuado
- Enseñar a ajustar y preparar el andador, primer paso hacia la movilidad segura
- Cómo enseñar a caminar con el andador de manera segura
- Enseñar a manejar obstáculos, bordillos y escaleras
- Evitar errores comunes en el manejo del andador y fomentar su confianza
- Consejos para reforzar la independencia y la seguridad a largo plazo
- Conclusión
La importancia de enseñar el uso del andador de manera segura
Enseñar a un anciano a usar un andador de forma segura es una tarea clave para mejorar su movilidad y, lo más importante, su confianza en el día a día.
Un andador bien utilizado no solo proporciona estabilidad, sino que también contribuye a una mayor autonomía.
Sin embargo, el proceso de aprender a manejarlo requiere un poco de tiempo, paciencia y, sobre todo, una buena instrucción.
El objetivo es que el anciano no solo use el andador, sino que lo haga de manera eficiente, confiada y segura, reduciendo el riesgo de caídas y accidentes.
A continuación, exploraremos en detalle cómo puedes enseñar a una persona mayor a usar su andador de forma independiente y segura, desde la elección del equipo hasta las prácticas de seguridad a largo plazo.
La primera acción importante es elegir el andador adecuado.
Aquí es donde comienza el proceso de enseñanza, ya que un andador que no se ajusta bien al usuario o que no es adecuado para sus necesidades puede dificultar mucho el aprendizaje.
La selección debe basarse en características físicas y en el nivel de movilidad del anciano, que debe ser determinado por un especialista.
Una de las mayores causas de abandono de su uso es el cansancio que produce emplearlo, principalmente para el caso de andadores sin ruedas que hay que levantarlos para avanzar, por lo que escoger el modelo de andador adecuado a las necesidades, contribuye a la continuidad en su uso.
Facilitar el aprendizaje eligiendo el andador adecuado
Usar un andador con seguridad implica que este se haya adaptado a las características de la persona que lo va a utilizar. Por este motivo, no enseñes cómo utilizar un andador sin antes ajustarlo al usuario.
Pero antes debes escoger, con ayuda de un experto, el modelo que se adaptará a las necesidades del mayor. Esto es lo que debes tener en cuenta:
Altura: asegúrate de que los manillares del andador pueden alcanzar la altura correcta permitiendo que el anciano se mantenga erguido. Esto evita tensiones innecesarias en la espalda y ayuda a mantener el equilibrio. Para personas muy altas existen modelos especiales. También la altura del asiento es importante, asegúrate de que es adecuado para el usuario.
Peso del andador: debes considerar la fuerza y resistencia del usuario. Un andador liviano será más fácil de maniobrar para aquellos que tienen menos fuerza en las manos o brazos.
Con o sin ruedas: un especialista, estudiando vuestro caso, determinará el tipo de andador más adecuado y que os aportará más seguridad.
Elementos adicionales: dependiendo el estilo de vida y uso posterior, analiza si el mayor necesitará asiento, cestillo, conversión en silla de ruedas ocasional…
Enseñar a ajustar y preparar el andador, primer paso hacia la movilidad segura
Una vez que el andador ha sido seleccionado, el siguiente paso es enseñarle a ajustar y preparar el equipo por sí mismo. Esto fomenta la independencia desde el principio y les da una sensación de control sobre su propio dispositivo de movilidad.
Ajuste de altura: enséñale a ajustar la altura de los manillares de manera que sus codos queden ligeramente flexionados, formando un ángulo de 15 a 30 grados. Lo habitual es tener un sistema de muelles con bola que encaja en unos agujeros sobre las patas o de ajuste con tornillo que puede colocarse a cualquier altura. La altura adecuada evita que el anciano presione sobre el manillar y lo frene (si dispone de sistema de frenado por presión) y le resulte más cansado avanzar con su andador de manera segura y ágil.
Ensamblaje seguro: si el andador es plegable, enséñale a abrirlo y cerrarlo de manera correcta, verificando siempre que los anclajes o tornillos estén bien ajustados para evitar que colapse durante su uso. Si el andador tiene un sistema de muelle y bola, asegúrate de que entienda cómo asegurar estos mecanismos. Esto es importante si solo se usa en exteriores y dentro de casa se pliega para ocupar menos espacio.
Prueba de estabilidad: antes de comenzar a caminar, asegúrate de que el anciano aprenda a revisar la estabilidad del andador. Esto incluye cómo comprobar que las ruedas o patas estén firmes en el suelo y desplegado por completo.
Enseñar estos detalles técnicos no solo previene accidentes, sino que empodera al anciano al saber que pueden manejar el equipo sin ayuda constante.
Cómo enseñar a caminar con el andador de manera segura
El proceso de aprender a caminar con un andador debe realizarse paso a paso, comenzando con la posición básica y las técnicas de movimiento más simples. Es importante tener en cuenta que cada persona aprende a su propio ritmo, así que paciencia y apoyo serán clave en este proceso.
Posición inicial correcta
- Explica al anciano que siempre debe estar dentro del marco del andador (o muy próximo) mientras camina. Esto es vital para la estabilidad.
- Sus manos deben estar cómodamente colocadas en los manillares, sin ejercer demasiada fuerza, ya que el andador debe proporcionar soporte sin requerir un agarre excesivo, que acabaría provocando molestias.
Movimiento adecuado
- Para andadores sin ruedas: enseña al anciano a levantar el andador ligeramente y a avanzar colocándolo un poco más adelante de donde se encuentran sus pies. Una vez que el andador está en su lugar, deben mover un pie hacia adelante, seguido por el otro.
- Para andadores con ruedas: Si el andador tiene ruedas, enséñale a deslizarlo suavemente hacia adelante mientras avanza un pie, seguido del otro en un caminar natural.
- Giros y curvas: dependiendo del tipo de andador de mayores, requerirá unos movimientos u otros manejarlo manera más segura. Si dispone de ruedas delanteras pivotantes esta maniobra es más sencilla que en otros casos en los que hay que levantar ligeramente y torcer el andador.
Ritmo y control
- Ayúdales a mantener un ritmo constante y lento. Algunos ancianos pueden tener la tentación de apresurarse, lo que podría llevar a tropiezos o caídas.
- Si el andador tiene frenos, enséñales cómo usarlos adecuadamente para detenerse sin que el andador avance bruscamente.
- Insiste en el uso de los frenos de aparcamiento, si los tiene. Son un importante elemento de seguridad sobre todo para el uso del asiento del andador o para utilizarlo como apoyo para levantarse de sillas o cama.
El uso correcto del andador debe centrarse en mantener el equilibrio y evitar movimientos bruscos. Recuerda que el objetivo es que el anciano aprenda a caminar a un ritmo que les resulte cómodo y seguro.
Enseñar a manejar obstáculos, bordillos y escaleras
A lo largo del uso del andador, las personas mayores pueden enfrentarse a situación que representen un pequeño inconveniente para ellas.
Uno de los desafíos más importantes es aprender a manejar obstáculos como bordillos o escaleras. Este aspecto del entrenamiento es esencial para garantizar que el anciano pueda salir de casa con confianza.
Subir bordillos
- Explica al anciano que deben acercarse al bordillo lo más recto posible. Para un andador sin ruedas, debe levantar el andador y colocarlo sobre el bordillo antes de subir con sus pies.
- Para el caso de andadores con ruedas, la técnica es inclinar ligeramente el andador hacia atrás (apoyándose en las ruedas o patas traseras) y luego rodar las delanteras sobre el bordillo antes de avanzar.
Subir escaleras
Es importante que solo usen escaleras con ayuda, a menos que el andador esté diseñado específicamente para este uso. Si el anciano debe subir escaleras, enséñales primero a pedir ayuda o utilizar pasamanos cuando sea posible.
Más detalles al respecto tienes en el artículo que te dejamos enlazado al final.
Evitar errores comunes en el manejo del andador y fomentar su confianza
Durante el proceso de enseñanza, es importante señalar algunos errores comunes que se pueden cometer con el uso y complicar la seguridad, como:
- No cargar bolsas en los manillares, ya que esto puede desestabilizar el andador. Muchos modelos disponen de cestillos para evitar este grave problema de seguridad.
- Evitar inclinarse demasiado hacia adelante. El cuerpo debe mantenerse lo más erguido posible para evitar que el peso del cuerpo tire hacia adelante.
- Asegúrate de que siempre usen el andador dentro de su campo de visión. Por ejemplo, al doblar esquinas que lo hagan por el lado de fuera, para que puedan ver y sean vistos por otros peatones que circulan perpendicularmente.
- Evitar superficies irregulares donde el andador podría tropezar o quedarse “clavado”. En caso de no poder evitarlas, asegúrate de insistir en que tomen más precauciones y circulen más despacio.
Estos consejos prácticos refuerzan la seguridad y dan al anciano un sentido de control sobre su movilidad.
Consejos para reforzar la independencia y la seguridad a largo plazo
El proceso de aprendizaje no termina cuando el anciano sabe cómo usar el andador en casa. Es fundamental continuar fomentando su independencia y seguridad a largo plazo. Algunas sugerencias incluyen:
Realizar caminatas supervisadas al principio, pero gradualmente reducir la ayuda a medida que el anciano se sienta más cómodo. Eso no significa que les dejes siempre solos, sino que ya no es tu brazo el que les proporciona estabilidad, sino que el andador les facilita una manera segura de desplazarse sin la sujeción de un asistente.
Crear rutinas de ejercicios simples para mejorar la fuerza y la coordinación, lo que le permitirá manejar el andador con más soltura.
Revisar el andador periódicamente para asegurarse de que sigue en buen estado y ajustado correctamente. Aunque le hayas enseñado a asegurarse de que está bien desplegado y firme, hay elementos que sufren desgaste, como las conteras de goma de las patas sin ruedas, que son importantes en un uso seguro del andador.
También es útil fomentar la confianza del mayor, elogiando sus progresos y haciéndoles sentir que cada pequeño paso es un avance significativo hacia una mayor independencia.
Conclusión
Enseñar a un anciano a usar un andador de forma segura no es solo una cuestión de técnica, es un proceso de incremento de su confianza en sí mismos.
Al guiarles con paciencia a través de cada paso, les proporcionas las herramientas para que se sientan más seguros y capaces en su día a día.
Aunque todos estos consejos son de utilidad para la mayoría de los casos, no olvides consultar con un especialista que os asesore para vuestro caso concreto. Puedes comenzar por revisar el informe de la «Cleveland Clinic» acerca de enseñar a usar un adandor para mayores.
Un andador bien utilizado mejora la movilidad, pero una buena enseñanza mejora la vida.
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Con formación académica, experiencia personal y muchas horas de análisis de los diferentes modelos, Pedro se ha convertido en un redactor experto sobre temas relacionados con la movilidad.